Thursday, September 07, 2006

aracnoide
la tierra negra y roja,
el vaho humedo y el sudor de las piedras,
subiendo por la marea del magma denso,
del fondo insondable de aquellos aureos infiernos desconocidos
al calor de las brasas mojadas,
al calor tambien de las ramas blandas de la caña de los girasoles
y del maiz viejo, duermen los demonios.
guardando el horror en su destartalado paso,
saltando sin querer cuando una mano incauta
desgarra el velo putrefacto de estas sucias novias de ocho patas.
son las arañas que vienen galopando,
jinetes llevan con tremendas lanzas,
espiritus invisibles, que apuntan al corazon sus armas,
que sobrecogen el alma en un puño.
el terror.
las abominables, entre puntas de armaduras rojas, azules y verdes,
con la ponzoña rezumando en esas desconocidas glandulas,
despiertan el sudor frio, la fiebre lenta,
el vello erizado, el grito y la enfermedad continua.
no quiero verlas de nuevo.
no como dos princesas del mundo de los gusanos,
revolcandose en la tierra roja,
en el cadaver constante,
y alli estan, mirandome.

La Caravana Insomne

vuelvo a la conciencia
removida por esta brisa extraña
la noche esta fría,
y me envuelve el vapor de una emanación terrena.
no puedo sentir los cristales en la arena
mi blando lecho es tan fino
tan mullido.
pero no el frio
corta punzante mi sueño de doncella.
En la lejania esperaba el silencio
y para mi sorpresala cacofonia insesante toma volumen
y se hace patente.
yo, mi terror y mi tristeza.
la naturaleza actuó a ritmo de pulsaciones
que fueron haciendose más y mas lentas
y yo me quedé atrapada en un segundo,
aferrada a mis raices muertas,
tratando de beber la sangre que absorbía la tierra.
los tobillos eternamente encadenadosa las cadenas de las muñecas.
el viento y la arena han congelado mi sonrisa,
y hoy, esta noche, ha venido por mi un grupo de criaturas traslucidas,
arrancados de la voragine de una pintura renacentista,
deformes, blancos, elevando plañideros el murmullo.
y me llevan con ellos. y no puedo negarme