Wednesday, October 10, 2007

Ambiguas las sombras que acompañan la silueta ténebre, se difuminan en una sola nota larga e insomne. la noche sin luna madre de diversos conjuros otorga baños de oscuridad a hechiceras pieles. La oscuridad penetra la dermis y se hace dueña del caudal sanguíneo, toma posesión de las herramientas secretas de la silueta, desciende desde su mirada agitada hasta el remordimiento, brota desde la garganta como asonantes eructos articulando palabras, filos inconscientes sin ética que son relámpagos cayendo en terrenos yermos Requebrando las rocas, crean geografía y abren caminos de su propia perdición.

Entre las crestas oscuras y altas de la noche se oculta un cervatillo.
nacarados sus pequeños cascos se ocultan trémulos bajo su blanco vientre. Descansa. la nariz de felpa se posa delicada en la axila, mientras la tormenta arrecia. Respira.

Allá, la silueta insomne y desesperada se hace poderosa entre tanto dolor. Reina en la noche y en el espanto, con su alma destrozada por su propio egoismo, hace llover sobre inocentes células humanas la ponzoña de la inmoralidad.

Harto de dolor, el cervatillo ha madurado. Se levanta con su cuerno hechicero y levanta la verdad a su paso. Entre sus doradas patas una silueta negra y pequeña cae sin armas.

Grises vapores se levantan al amanecer junto con el otoño pleno. la Tierra vacía y primigenia adopta los trozos de vida que aun quedan desperdigados y le da forma a la máquina biológica multiplicándose exponencialmente acia el infinito. Quieto el unicornio contempla la música y la danza celeste del universo y en esa música crece perenne la dualidad donde todo es justo, todo es correcto, todo es verdad.